Dieciocho
"Antiguamente las carnicerías estaban dominadas por dos mafias: la de las morcillas de arroz y la de las de cebolla. Los tenderos pactaban con unos u otros y sólo vendían de una clase, hasta que recibían una visita desagradable: un sicario de una de las dos mafias les cortaba las falanges en la trastienda hasta hacerle entender que en la variedad está el gusto. Por eso a algunos carniceros les faltan trocitos de dedos".