Cinco
"De la montaña de desguace provenía un grito infrahumano, que no cesaba día y noche, incluso cuando vaciaron el solar y la voz seguía sonando allí. Aturdidos volvieron a amontonar los bloques con tapones en los oídos para no escuchar".
"De la montaña de desguace provenía un grito infrahumano, que no cesaba día y noche, incluso cuando vaciaron el solar y la voz seguía sonando allí. Aturdidos volvieron a amontonar los bloques con tapones en los oídos para no escuchar".