Veintinueve
"En los semáforos en rojo, los indigentes limpiadores de cristales, operaban por la fuerza las caras de los conductores, con anestésicos locales muy potentes, empleando una destreza inusual en las rinoplastias, practicadas en cuestión de segundos. Acto seguido exigían las tarifas de sus servicios; y si no les pagabas te devolvían la cara a su estado original"